Domingo de Pentecostes
- Héctor Javier Tornel

- 18 may 2024
- 3 Min. de lectura
Homilía en mayo 19, 2024.
Ciclo B
Hch 2:1-11; Ps 104; 1Cor 12:3b-7, 12-13; Secuencia; Jn 20: 19-23.
"Reciban al Espíritu Santo"
Se menciona mucho en la biblia y en algunos escritos acerca del Espíritu Santo. Generalmente, cuando oramos es más fácil dirigirnos a Jesús o al Padre. Sin embargo, el Espíritu Santo es experiencia, es amor originado por el Padre y el Hijo que se derrama en nuestros corazones como amor de Dios. El Espíritu Santo siempre ha existido y manifestado en el mundo desde la creación. Él se nos manifiesta como orden en medio del caos, limpieza, pureza y paz.
Actualmente, vivimos en una sociedad caótica donde hay mucha división; a pesar de que estamos conectados a través de Internet, estamos desconectados entre nosotros. Somos testigos de muchos problemas globales como guerras, problemas ambientales, pobreza, etc. Sin embargo, todos esos problemas vienen del mal y, a veces, abrimos nuestro corazón a la división y perdemos la alegría. A pesar de esto, el Señor quiere lo mejor para cada uno, derramó sobre nosotros el Espíritu Santo para que seamos alegres y plenos, la secuencia de goy nos dice que el Espíritu es el mejor de los consoladores; el huésped más bienvenido del alma; dulce refrigerio aquí abajo.

El Espíritu Santo no es un don individual, es un don comunitario porque establece un nuevo orden entre nosotros. La comunidad cristiana experimentó dudas porque esperaban el don del Señor después de la ascensión de Jesús, tuvieron la experiencia de la resurrección, pero en medio de la sociedad no se sentían con el poder de proclamar la gracia heredada por Cristo. Escuchamos cómo el Espíritu Santo apareció en la comunidad cristiana y fue derramado en ellos en lenguas como de fuego, y “fueron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les permitía proclamar.” La lectura de los Hechos nos recuerda que los apóstoles comunicaron y proclamaron el nuevo orden entre diferentes culturas.
Comenzaron a proclamar a través de las lenguas del Espíritu Santo, tal como las escuchábamos en la lectura, todo pueblo podía entenderles. El pasaje menciona que personas de diferentes culturas afirmaron: “los escuchamos hablar en nuestras propias lenguas del poder de Dios”. Significa que los discípulos proclamaron la paciencia, la paz, la claridad, el amor entre el pueblo. Porque el amor es la lengua del espíritu santo, y es el lenguaje de toda criatura.

Hermanos y hermanas, hoy el espíritu santo se nos presenta en la liturgia para recordarnos que él está con nosotros en nuestra vida diaria. Cuando sentimos el abrazo de una persona amada, cuando recibimos el consuelo de alguien, cuando disfrutamos de un encuentro, o de cualquier gesto de amor o paz de algún otro, eso fue el Espíritu Santo.
La tradición de la Iglesia Católica ha asignado este pasaje de los Hechos como la institución de la Iglesia, pero ¿por qué era necesaria esta institución? Es porque Dios quiere que el evangelio se difunda en todo lugar. En este contexto escuchamos a Jesús decir a sus apóstoles “La paz esté con vosotros. Como el padre me envió, así los envío yo”. Esto quiere decir que no es que la iglesia tenga una misión, hay una misión que tiene una sola iglesia. Como los apóstoles, somos invitados por el Espíritu Santo a ir a la misión, debemos saber que no estamos solos.
"Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes retengáis los pecados, les serán retenidos". Esto quiere decir que el amor de Dios es un don, pero también es una tarea, es decir, debemos compartir con los demás el don del espíritu santo. La obra de la iglesia es compartir el amor de Dios, y eso solo puede ser posible a través de nosotros, que somos sus apóstoles.
Hoy más que nunca, nuestro mundo necesita el lenguaje del Espíritu, y somos elegidos por el Espíritu Santo para llevar el Evangelio al mundo. El salmista aclama a Dios diciendo: “Señor, envía tu espíritu y renueva la faz de la tierra”. En nuestra vida ordinaria podemos manifestar el don del Espíritu Santo a través de nuestros gestos, compartiendo el amor, la paz y la compasión con los demás.
Que el Espíritu Santo sea derramado en ustedes, renueve sus vidas y los impulse a la misión.






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